En la bella villa de Castro del Río (Córdoba), se ha celebrado el II Concurso Provincial de repostería Villa Cervantina en la calurosa tarde del 10 de junio de 2017.

Posiblemente nunca me hubiese enterado, si no es por mi amiga Chary Serrano, que siempre está al día de todo lo que ocurre en gastronomía y en esta ocasión con mayor motivo, pues presidía el jurado del concurso. Pero también habría sido muy posible que no hubiese ido un sábado por la tarde, bisagra entre una semana previa llena de actividades y dos semanas posteriores de no parar y con muchos otros eventos en el propio fin de semana. Sin embargo, a veces se alinean los astros y es una de esas ocasiones, pues justo el viernes me tocó a mí presidir un tribunal de Trabajos de Fin de Grado de la titulación de turismo, de Gema Jiménez Milla con un título tan sugerente como «Turismo Gatronómico: La repostería cordobesa». Pero no queda ahí la coincidencia, pues Gema que expuso su trabajo magistralmente (se nota la mano de sus tutoras las profesoras Hortensia Galán y Pilar Ruiz), nos contaba como la idea del trabajo surgió del seno de su propia familia, pues procedía de una línea familiar de reposteros que tenían su confitería en Castro del Río, desde hacía 70 años, cuando su abuelo la fundó: Tutau, la confitería y pastería de Rafael Jiménez Berjillos en la calle alta de Castro del Río. Era una provocación en toda regla, a la que se unió el hecho del que el próximo año inauguramos sede de la Intergeneracional precisamente en Castro del Río, donde iré con mis compañeros los profesores Amaro y Gómez en otoño.

Con todos estos antecedentes, no podía faltar a la cita con un tipo de alimentos que no negaré que se encuentran entre mis favoritos, los dulces y la repostería (incluso la industrial), son  mis puntos débiles gastronómicos. Prefiero no tomar un plato principal a perdonar el postre y además como estoy administrándome mi propia medicina, siguiendo la doctrina de Grande Covían: estos manjares que sean exquisitos, pero escasitos, por lo que los pillo con más gana.

La idea de un concurso de repostería, me parece una idea genial y el hecho además de ser provincial, aún le confiere mayor interés y por esto he de felicitar al ayuntamiento de Castro, que organiza por segundo año el evento. Pero quizás las fechas, sobre todo con estos adelantos de verano que padecemos últimamente, no beneficia ni el degustar un producto tan sensible al calor, ni la afluencia de público. En lugar de retrasarlo dos semanas como ha ocurrido este año, yo lo adelantaría al menos un mes (principios de mayo) o bien llevarlo al otoño, pues la operación biquini tampoco alienta a acudir a estos eventos. Otro elemento que se debería cuidar es la difusión, pues como decía al principio era difícil enterarse hasta para los propios lugareños, como pudimos constatar. Esto además contando como presidenta del jurado con Chary Serrano, una comunicadora reputada, ha sido un fallo organizativo que hubiese sido muy fácil corregir. En esto coincido con nuestra alumna Gema Jiménez que el potencial turístico que tiene la gastronomía es impresionante y la lista de postres y dulces locales, de convento, festivos y estacionales en nuestra geografía inacabable. Por ello animo al ayuntamiento de Castro del Río a potenciar esta iniciativa turística, que en otoño con sus mayores ayudaremos a rescatar y seguro que en la tercera edición del concurso, tendremos algunos postres y dulces tradicionales de esta bella tierra y resto de la provincia.

Pero en cualquier caso, la calurosa tarde mereció la pena, pues pude visitar la confitería Tutau y felicitar en persona a los padres de Gema y degustar algunos de los dulces tradicionales que elaboran. Lástima que aquel helado artesano tan genial que elaboraban ya es inviable por costes, ante las nuevas tendencias y marcas globales.

Entre los eventos organizados por el ayuntamiento, el concurso contó con dos modalidades: aficionado y profesional, si bien alguno de los postres de los primeros, yo lo hubiese catalogado en los segundos, pues tras dos días y medio para confeccionar la tarta de Antonio Bello Luque (uno de los ganadores) y el resultado obtenido con su tarta de chocolate y naranja, bien merece ese calificativo. No faltó la participación de un junior con unos «merengues de chocolate» (fuera de concurso) e incluso actividades baby, como el taller de repostería que hizo las delicias de los más pequeños y supongo que el suplicio de sus progenitores cuando tengan que sacar el chocolate de sus ropas. Pero sus caras de felicidad pringándose con todo, seguro que les merece la pena a sus padres. Los asistentes dieron buena cuenta de todo lo concursado, por lo que no podemos juzgar por los restos que es lo que menos gustó. Y seguro que alguno aquella noche no cenó, pues además de devorar los postres concursados, hubo una degustación de helados en el que algún lugareño hizo varias veces cola.

Junto al evento, estaba preparada una caseta de radio, donde se comentó el concurso y otros acontecimientos locales y el escenario de un festival de flamenco al que no pudimos quedarnos, pues nos esperaban los gastropatios de Córdoba.

 

Fotos de las actuaciones
Fotos del evento