El acto de Santo Tomás de Aquino, de este año ha sido especialmente significativa para mí, pues además saludar a compañeros y amigos y ver la entrega de premios que llevan este nombre, también se ha producido la entrega del premio extraordinario fin de grado a mi hija Alicia. Obviamente, por el grado que ha estudiado que es Ciencia y Tecnología de los Alimentos, es un doble orgullo, como padre y además que sea en una titulación tan cercana a mí.

Los que seguís mis comentarios en esta web, ya conoceréis a Alicia, pues comenté su trabajo de fin de máster, o el premio que le otorgaron por la comunicación del trabajo que hizo para su beca de colaboración en el Congreso de Sicilia. Espero seguir hablando de ella, pues tiene intención de seguir investigando, de momento haciendo el Máster en Nutrición Humana y en el futuro con una tesis doctoral.

También espero poder hablaros algún día de mi otra hija, Macarena, que estudia 3º de Psicología y por tanto, tiene menos relación con los temas que suelo tratar en mi web, pero de la que igualmente estoy muy orgulloso.
Pero este día era de Alicia, que recibía el premio al mejor expediente de su promoción y uno de los mejores que han pasado por su titulación (y no es pasión de padre). Muchas horas de estudio, muchos monográficos, prácticas y diversas actividades, esforzándose al máximo, que finalmente ha producido este fruto y que espero que no sea el último.

Pero el acto también fue emotivo, como comentaba al principio, por encontrar a compañeros en activo que asistía al mismo y otros que ya se han jubilado y que recibían su reconocimiento. Por el PAS, por ejemplo, José Luis Benedit, que siempre con una sonrisa, atendía mis problemas informáticos. Y también del profesorado, con especial mención a Juan López Barea que me dio clase de Bioquímica en segundo de carrera. Él, por aquel entonces recién aterrizado como catedrático, con gran vehemencia en sus explicaciones, salpicadas de algún taco, a los que no estábamos acostumbrado en señores catedráticos, que no hacían más que reforzar el interés por lo que contaba. O al menos eso me lo parecía a mí, que tanto me entusiasmó, que fui alumno interno del departamento y saqué matrícula de honor. Otra mención destacada, sin desmerecer a otros compañeros con los que he tenido menos contacto, es para Miguel Varcalcel, por cuyo departamento he paseado en alguna ocasión en busca de ayuda en temas de absorción atómica y al que recurrí la primera vez que iba a hacer una estancia en el extranjero, para que me orientara y diera consejo.

Personas muy válidas, ayer, hoy y seguro que por muchos años, que la Universidad de Córdoba no puede permitirse el lujo de jubilar y dejar de contar con su conocimiento. Obviamente, no quiero decir que tengan que seguir al 100% de rendimiento académico, docente, investigador o gestor, pero si mantener un vínculo que les permita seguir sintiéndose integrados en la UCO y que la universidad pueda seguir aprovechando su valía. Creo que es imprescindible crear ese vínculo fuerte y recíproco, entre jubilados y la UCO, lógicamente totalmente voluntario por ambas partes, para no perder ese potencial.

También pude saludar a un compañero de promoción, Manuel Benitez, cuyo hijo también recibía premio fin de grado, en su caso en Derecho; o a mi primo el capitán Luis Rojas destinado en el Laboratorio de Investigación Aplicada con el que empezamos también colaboración en temas docentes y de investigación. El ejercito y la UCO siempre colaborando, como lo demostró la entrega de otro premio Santo Tomás de Aquino a este estamento.

Por cierto, que fue una oportunidad única, en la que pudimos ver juntos a todo un repoker de alcaldes cordobeses de la democracia, de todos los colores políticos.

Fotos del evento
Fotos del evento

Un acto entrañable, seguido de una copa, en la que aprovechar para saludar y distenderse un poco, y de la que dimos cumplido reportaje fotográfico mi padre, mi hija Macarena y yo, que como siempre os dejo a vuestra disposición.