El día sin alcohol ha dado mucho de sí, en cuanto a comentarios y opiniones sobre la ingesta de alcohol en la salud.

Está claro que con un 80% de cordobeses menores de 25 años consumiendo de forma habitual de 3 a 4 tubos de cerveza y/o un par de combinados, el problema es grave y no se puede ningunear el efecto nocivo que tiene el alcohol, cuando se consume en exceso, sobre la salud. Y por supuesto, el daño neurológico que puede provocar a los menores. En este sentido, cualquier medida encaminada a reducir esta incidencia no sólo es bienvenida sino aplaudida por mi parte.

Pero el problema llega cuando algunos quieren convencer de que todo el monte es orégano, o aplican sus prejuicios a sesgar la información veraz para arrimar el ascua a su sardina. Éste está siendo el caso últimamente, de ciertos artículos de “opinión”, como el reciente de “El Español”, con un titular como “El mito del vino se cae: sólo una copa ya perjudica a la salud”.

En primer lugar su autor reconoce los numerosos estudios que han demostrado los efectos beneficiosos del consumo moderado de vino sobre la salud, citando a The BMJ (biblia de la literatura médica, como lo denomina) o la Revista de Diabetología. Pero después, apoya sus argumentos en un estudio de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) que se basa en un metaánalisis que concluye que la ingesta “excesiva” de alcohol está relacionada con ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, según el artículo del español, apunta que sería incluso con consumo moderado…  Mezcla en la misma frase que la OMS reconoce un efecto protector de alcohol para la salud, con el hecho (que es cierto) de que el alcohol es un tóxico para el organismo (lo que no matiza es que la OMS lo indica para altas dosis).

Tras un par más de alegatos inconsistentes de evidencias de que el alcohol en exceso es nocivo (lo cual no requiere más aclaración) pero usándolas como si también lo fuera en cantidades moderadas, arremete contra el Dr. Estruch alegando su pasada vinculación como miembro del comité científico de FIVIN, como desmérito, cuando es uno de los máximos expertos en vino y salud de nuestro país. Pero es que incluso duda de los hallazgos del estudio Predimed, del que el Dr. Estruch es coautor, y que indican que la dieta mediterránea crea sinergias con el consumo moderado de vino. Siendo el estudio Predimed el de máximo reconocimiento científico sobre las bondades de la dieta mediterránea en la salud.

Tras leer el artículo entero y las fuentes bibliográficas que enlaza, no sé de dónde se saca el titular de que el consumo moderado de “vino” es perjudicial. Cuando la mayorías de referencias son de alcohol en general (sin discernir el efecto de una u otra bebida), no se da ni un solo dato de que el consumo moderado, no ya del vino, ni tan siquiera del alcohol en general, sea pernicioso y basándose siempre en datos de los desmanes que el exceso de alcohol tiene sobre la salud y la sociedad en general. Los únicos estudios concretos del vino, son los que menciona sobre el efecto beneficioso, que el mismo autor ha reconocido.

Insisto en que esto no es una apología del alcoholismo, pero que tampoco nos quieran hacer comulgar con piedras de molino y asumir que los miles de estudios sobres las bondades del vino han sido pagados por las bodegas, o que las personas que ingieren alcohol en exceso se iniciaron incitados por los hallazgos de efectos beneficiosos del vino.

Además, el consumo de vino con las comidas es parte de nuestra cultura gastronómica desde hace milenios, casi el mismo tiempo que hace de los desmanes de su abuso. Separemos el grano de la paja y al menos no queramos confundir a los lectores con medias verdades.