¿No sé si os habrá pasado lo mismo que me ocurre a mí algunas veces? Esas situaciones en las que estás metido de lleno y realmente no sabes bien ¿cómo empezó todo? ¿qué te llevo a estar donde te encuentras?

¿Cuántas veces nos hemos dicho? «Esta no es mi guerra», pero seguimos luchando… Es posible que no lo hagamos ni por ideales, ni por convicción, ni siquiera por necesidad. ¿Por qué entonces?

En muchas ocasiones es un arranque de «güevos» (masculinos o femeninos, aunque suelen ser más los primeros). En otras, simplemente te dejaste llevar por ese amigo que realmente no «está viendo» lo que está pasando, pero te arrastra y tú lo sigues. O es simplemente porque hay que hacerlo, o porque yo soy el que mejor puede hacerlo…

Suelen ser situaciones en las que te falta tiempo para actuar, todo va contrarreloj. Cuando realmente el tiempo lo tendrías que dedicar a contemplar lo que ocurre alrededor, mirar el paisaje. Porque nunca se sabe cuando será la última vez que contemples esa playa, una puesta de sol, esa cara de quien quieres…

Disfrutar de tu rincón de la casa, de una conversación amena, de la simple pérdida de tiempo sin hacer nada…

Pero aquí estoy de nuevo, corriendo contrarreloj, para hacer todas esas cosas tan importantes que suelo hacer y que si yo no las hago ¿quién las hará?

Aquí estoy de nuevo corriendo, porque es más fácil seguir corriendo que pararse y recapacitar.

Porque al final todos estaremos muertos y por muy importantes que sean nuestros logros, tal vez nadie los recuerde, ni nos recuerde, salvo para hacer una inter-cuela (después de la precuela y antes de la secuela) en una interminable saga de relatos. Nadie nos recordará porque estábamos haciendo cosas importantes, en lugar de estar construyendo recuerdos comunes.

Pero no, estos no son pensamientos funestos, ni hacer un spoiler de una estupenda película (sorry!!). Es todo lo contrario: es una llamada de atención para todos los que como yo, vamos a todas partes corriendo, a los que hacemos cosas «importantes y trascendentes» mientras el minutaje de nuestra película sigue corriendo, ¡más que nosotros! Es una reflexión al ver caer compañeros que corrían junto a nosotros y que, afortunadamente en algunos casos la magia de la ciencia (pero no la ciencia-ficción) los mantienen aún cerca nuestra, preparados para seguir corriendo.

Espero acordarme de mis palabras y este año disfrutar más de la playa que de las prisas; disfrutar más de los amigos que colaborar con los compañeros; disfrutar más de la familia, que el que sepan que cuenta conmigo; disfrutar de mi pareja, mientras «la fuerza» me siga acompañando; disfrutar de la vida mientras pueda…

Feliz 2017 y siguientes…

Carpe diem.

Ah!!! y que la fuerza me acompañe!!