Durante los días 21 a 23 de abril, Punta Umbría (Huelva) ha celebrado su XXIII edición de la Feria de la gamba, la chirla y el boquerón, al que habría que añadir una larga sucesión de platos estrella de la gastronomía onubense, o asimilada a ésta.
Con un aforo previsto de más de 80.000 visitantes (que se alcanzaron el año pasado) y unos precios populares, que se mantienen desde hace varios años, la feria se convirtió en un bullir de personas con platos en la mano, que buscaban el primer día donde cobijarse de la lluvia y los dos siguientes, dónde hacerlo de un sol que arrancó los primeros sudores de la temporada.
El plato estrella, por supuesto, la gamba blanca de Huelva, insuperable en calidad, en unos platos más que generosos, que se podían adquirir por sólo 5€. Las previsiones superar las 4 toneladas consumidas en ediciones anteriores. La chirla, en veda, ha sido la gran ausente, y los boquerones han sido superados en consumo por patas, langostinos y el pulpo a la gallega, todo manteniendo los precios populares.
Otro gran protagonista la paella, que causaba las mayores colas y los mejores elogios, junto a los de las gambas. Aunque no faltaron otros productos también populares de la provincia como el jamón y embutido ibérico, quesos y por supuesto la fritura de pescado con los chocos a la cabeza. En cuanto a otros productos, menos autóctonos, como ensaladilla, tortilla de patatas, etc., para equiparar precios se servían en raciones King Size, que causaban el asombro de los comensales itinerantes.
Decenas de autocares y los que acudieron por sus propios medios, abarrotaron la feria, que en todo momento mantuvo el orden y la limpieza. Un incesante flujo por las 21 empresas que ofrecían sus productos, de los que no puedo olvidar los vinos del Condado y pastelería en tamaño y precio muy asequible para terminar la comida.
Si no has podido venir este año y no puedes esperar al siguiente, siempre queda la posibilidad de visitar alguno de los restaurantes de la calle ancha, que codo con codo, compiten por dar calidad y precio. Para mí, este año el descubrimiento ha sido «la coquina de oro». Por cierto, coquina que también estaba en veda, pero disponible en muchos restaurantes y bares, gracias a la importación portuguesa y a algún furtiveo. Tampoco me he privado, por estar en temporada, de los gurumelos, que he podido degustar en tortilla, revuelto y en un insuperable potaje.
Contando los días para volver a Punta Umbría.