Javier Aranceta. RAMPV/EHMEA, Universidad de Navarra, UPV/EHU, AEN, SENC

La sociedad demanda y merece disponer de la máxima información alimentaria y no solo lo que la normativa actual de etiquetado obliga. Elementos de transparencia, trazabilidad, origen real de las materias primas, periodo y forma de conservación, técnicas culinarias utilizadas para producirlo o recomendadas para su consumo, utensilios adecuados y un largo etcétera que no deja atrás todo las medidas se seguridad alimentaria. Esta información debe estar disponible en todos los elementos de la cadena alimentaria y en todos los canales de distribución tanto en producto selecto como de consumo básico. Por otra parte, se debe estar muy atento a la demanda de colectivos con necesidades especiales para que puedan ser atendidas. Todo ello, con un elemento transversal de sostenibilidad, salud y responsabilidad social.