Durante los días 3 y 4 de julio se ha celebrado en el hotel Myriad de Lisboa, una reunión científica para tratar un tema muy controvertido: los edulcorantes bajos o sin calorías (Low and Non Calorie Sweeteners – LNCS). Esos que en los productos dietéticos en Europa aparecen con una E-9XX o con nombres tan extraños como aspartamo, acesulfame-K o ciclamato.
Para realizar una revisión sobre estas sustancias y proponer un documento de consenso para Iberoamérica, nos reunimos 67 científicos de 12 países, para ver todos aspectos de relevancia sobre estos aditivos alimentarios.
La primera cuestión obvia, que se puso de manifiesto, es que se trata de sustancias muy distintas unas de otras y que por tanto no se pueden hacer generalizaciones de ningún tipo, sino que deben estudiarse una a una. Con esta premisa, se fue exponiendo por parte de diversos especialistas que han trabajado sobre estos temas, cuestiones que están muy claras y otras que requieren estudios más específicos.
Las conclusiones se publicarán posiblemente tras las vacaciones, dado que cada grupo de trabajo tenía una temática y elaboró unas propuestas de conclusiones, que deben ser correctamente redactadas y revisadas por todos los asistentes, para dar el visto bueno definitivo. Pero yo os voy a exponer un adelanto de lo que saqué en claro de la reunión:
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- Los edulcorantes son una solución tecnológica para endulzar los alimentos con un poder calórico inferior (o nulo) respecto a endulzantes habituales como el azúcar de mesa (sacarosa), jarabe de glucosa, miel, etc. Estos azúcares sencillos a los que sustituyen, están también en el punto de mira de la salud, y recientemente en Cataluña se ha creado un impuesto por el uso de azúcares sencillos en alimentos y bebidas. Por tanto, podrían ser una alternativa al consumo de estos azúcares sencillos.
- La mejor bebida refrescante es sin duda el agua, pero el ser humano se deleita con otros tipos de bebidas que difícilmente sustituye por agua, por tanto las bebidas con edulcorantes son una alternativa que el consumidor espontáneamente usa para sustituir a sus homólogos con azúcar. E igual ocurre con golosinas, dulces, etc.
- Todos los edulcorantes son aditivos alimentarios y por tanto para utilizarse deben obtener la aprobación del Codex Alimentarius (del Comité Mixto FAO/OMS) para lo cual requieren aportar las pruebas que garanticen su inocuidad, entre las que cuentan la de no ser cancerígenas ni teratógenas. Pero además, en cada país o conjunto de países, como es el caso de Europa, existen organismos que supervisan y revisan periódicamente esa inocuidad. En Europa (EFSA) se están revisando todos los edulcorantes desde 2009. Para el Codex, FDA, EFSA y la inmensa mayoría de los países, los controles que se hace sobre cualquier aditivo es igual de exhaustivo tenga origen natural o sintético.
- Una vez en el mercado, existen cientos de estudios científicos que se han realizado con edulcorantes tanto a nivel epidemiológico como laboratoriales, para identificar riesgos para la salud. Los metaanálisis que se han hecho de estos estudios, de todos los edulcorantes por separado o en conjunto, no han identificado ni un sólo edulcorante del que se demuestre riesgo para la salud. Si bien existen algunos estudios individuales, algunos ya clásicos, que indicaron efectos negativos y que se ha demostrado claramente, que presentaban metodologías inapropiadas, por ejemplo inyectar los edulcorantes en sangre, lo cual no ocurre en la vida real.
- Los aditivos se recomiendan para un consumo máximo que se fija como Ingesta Diaria Aceptada (IDA). De los estudios de consumo realizados en diferentes países no se encuentran datos de consumos por parte de la población que supere la IDA. Sólo en algunos cálculos partiendo del supuesto de que se usen las cantidades máximas autorizadas para todos los alimentos, y que estos se ingieran en cantidades inusitadamente grandes, se pueden aproximar la ingesta a la IDA para algunos edulcorantes. Estas cantidades máximas no suelen ser usadas por los productores de alimentos, pues supondría que los alimentos estarían superdulces y no serían aceptados por la población, por lo cual, es un supuesto exagerado. Pero es que ademas, la IDA se construye dividiendo por 100 la cantidad máxima que en algún estudio se ha usado sin producir efectos adversos (NOAEL), es decir para llegar a un posible efecto negativo tendríamos que tener consumos de una 100 veces la IDA. Ojo, esto no quiere decir que los edulcorantes, como ninguna otra sustancia en la naturaleza o diseñada, presente riesgo cero, es decir, que se pueda ingerir en cualquier cantidad sin producir efecto negativo. De hecho, algunos de estos organismos internacionales están estudiando limitar la suplementación de algunos nutrientes (no aditivos sino sustancias necesarias para el organismo) estableciendo valores máximos (Upper Levels) porque incluso el nutriente más beneficioso, en altas dosis, puede tener efectos adversos para la salud. En este sentido, uno de los científicos más nombrado en la reunión fue Paracelso que acuñó la frase que en la dosis está el veneno. Siempre se debe hacer un consumo adecuado (moderado) de cualquier alimento y/o sustancia. En cualquier caso, algún efecto secundario si presentan algunos edulcorantes incluso en cantidades más bajas, como cierto poder laxante cuando se toma en grandes cantidades (algunos polioles) o producir una fuente de fenilalanina que es un aminoácido que los fenilcetonúricos deben controlar su ingesta (aspartamo).
- También se debatió sobre los posibles efectos beneficiosos de los edulcorantes LNCS, pues en la mente de cualquiera está el hecho de que si aportan menos calorías deben ayudar a reducir el peso. Pero el Codex nunca lo ha estudiado en este sentido, sino como simples aditivos alimentarios, e incluso de haberse alegado algún efecto beneficioso, posiblemente no se habrían estudiado como aditivos. Pero esa lógica de que al aportar menos calorías los alimentos que los contienen, producen efectos de reducción calórica en la dieta y pérdida de peso, aunque matemática y metabólicamente podría comprobarse, en la realidad epidemiológica no se demuestra. Esto puede tener diversas causas, principalmente que el consumo de edulcorantes acalóricos no se acompaña de otras medidas de reducción calórica, además de que habitualmente no sustituyen a alimentos más calóricos, sino directamente en el caso de los refrescos al agua, lo cual obviamente no reduce calorías.
- Aunque podría usarse como herramienta complementaria para reducir la ingesta calórica, por si mismos los edulcorantes no se demuestran efectivos a largo plazo. Y además suelen ser un forma de lavar las conciencias: ¿quien no ha visto, o se ha tomado, el café con sacarina y un pastel o unos churros?, o bien tomamos refresco light o cero con ron, whisky o ginebra, acompañado de unos aperitivos salados. En cualquier caso la reducción del efecto cariogénico que tienen los azúcares sencillos si parece constatarse por el uso de estos LNCS.
- Si esto es así, ¿de dónde viene la mala fama de los edulcorantes LNCS? Lo cierto es que son bulos que se autopropagan y podemos encontrar cientos de páginas en las que aparece la lista de aditivos autorizados en Europa (con su código identificador) y con decenas de símbolos como la calavera y las dos tibias cruzadas, cual veneno ponzoñoso, sin dar mayor explicación de donde sacan tal información, o a qué se debe la alarma. En otros casos hablan de «expertos que aseguran» sin mencionarlos e incluso algunos proponen cuestiones tan divertidas como esta sobre el aspartamo, extraída de unas de las primera web que aparecen en Google cuando se busca de este tema y a la que no voy a hacer publicidad ofreciendo su link:
Lo más impresionante son las «pruebas con ratas durante casi 10 años», pues estos animalitos no duran más de dos años (en el mejor de los casos), por tanto se supone que el aspartamo multiplica por cinco la expectativa de vida y después «podría tener efectos cancerígenos», lo cual creo que la mayoría de los humanos firmaríamos.
En esta mala publicidad es posible que algo tengan que ver ciertos lobbies, pues todo al final puede producir dinero, como se dejaba claro Eddie Murphy en «Su distinguida señoría»:
- Otra de las falacias tiene que ver con estos lobbies, es la de que no se use ciclamato en EEUU, no porque tenga que ver con el cáncer, que la propia FDA y la EFSA han indicado que es falso, sino con la oportunidad de introducir este edulcorante en un país que ya tiene otras alternativas consolidadas para edulcorar.
- Por tanto, el combatir esta desinformación con evidencias científicas y por parte de los colectivos científicos especializados, es otra de las tareas que es urgente acometer si queremos que la población realmente esté informada adecuadamente.
- No obstante, la gama de los LNCS requieren mayor estudio para conocer mejor su ingesta real por parte de diversos colectivos, su potencial en el campo de la alimentación y para esclarecer cualquier sombra de duda sobre posibles efectos negativos que puedan plantearse.
Las conclusiones provisionales se expusieron en la Universidad Lusófona, con la participación de ponentes internacionales y dio lugar a la foto de familia que encabeza estas líneas, en la que faltan algunos compañeros, que tuvieron que marcharse aquella mañana.
Resumiendo, dos días de maratoniano trabajo entre colegas conocidos de hace años y la oportunidad de convivir con científicos, a los que ha sido un placer conocerlos.
Esperemos que se hable mucho de los LNCS, pero con rigor científico.
#sweetenersconsensus17 ha sido el identificador de la reunión que podéis usar para conocer más de la misma, y de la que os dejo el programa de actividades y participantes.